La intención de leer a más mujeres y a mujeres que hablan de mujeres lleva mucho tiempo en mi cabeza. Yo era de esas personas que, ilusa de mí, creía que leía a muchas mujeres o por lo menos a tantas mujeres como hombres pero para la mayoría una rápida visita a nuestras estanterías es suficiente para darnos cuenta de que estamos haciendo algo muy mal (y las editoriales también) y es hora de empezar a ponerle remedio.
En Los hombres me explican cosas Rebecca Solnit nos habla del mansplaining, el nuevo término que conjuga la palabra man (hombre) y explaining (explica) en alusión al fenómeno que se produce cuando un hombre explica algo a una mujer de forma condescendiente, porque, con independencia de cuánto sepa sobre el tema, siempre asume que sabe más que ella. Un concepto que tiene su mayor expresión cuando el hombre sabe todo y la mujer, por el contrario, es «experta» en el tema. Además de eso la autora nos refleja en forma de ensayo la realidad de diferentes lacras sociales como la violencia doméstica, la violación, el machismo en el discurso político, las relaciones de poder, el poder de las redes sociales…todo en torno a un eje común: la mujer de cualquier edad, raza o posición social (porque ya basta de adjudicar la violencia contra la mujer a determinados entornos).
«Como somos mujeres, esperamos educadamente a estar fuera del alcance del oído de nadie antes de romper a reír, y no hemos dejado de hacerlo desde entonces.»
A través de sus palabras y las de otros autores (entre las que se encuentran mi querida Caitlin Moran, el maravilloso cerebro autor de Cómo ser mujer y Cómo se hace una chica) Solnit realiza un análisis fantástico no solo de la violencia que se lleva a cabo contra la mujer sino de la falta de preocupación por los patrones de conducta que rodean la violencia, dando pie a que se sigan tratando como fenómenos aislados o anomalías y que como nos dice la autora en el capítulo La guerra más larga «constituyan una especie de telón de fondo sobre el que se proyectan el resto de noticias» o la indiferencia de las instituciones, donde quiero destacar el capítulo maravilloso sobre el ex director del FMI Domenique Strauss-Kahn y la cultura de la violación, siempre dispuesta a culpar a las víctimas en lugar de culpar y analizar el entorno de los culpables; y los micromachismo a los que las mujeres estamos tan acostumbradas en nuestro entorno diario aunque a veces no queramos o no sepamos verlo.
«La violencia es, sobre todo, autoritaria. Comienza con esta premisa: tengo derecho a controlarte.»
Leer este ensayo es un sin parar de bofetones en la cara a la masculinidad tradicional, de las relaciones de poder entre géneros y Estados y a todo aquel, hombre o mujer, al que se le pase por la cabeza que ya hemos llegado a esa igualdad por la que todavía queda mucho que luchar, a veces me da la impresión de que ciertos especímenes llaman igualdad a cualquier cosa, como si tuviésemos que dar las gracias porque ya no se quemen mujeres en la hoguera acusadas de brujería desde 1726.
Recomiendo este libro a cualquiera que quiera empezar a leer ensayos de esta temática, es asequible y no te exprime el intelecto al máximo. Otro ensayo imprescindible y también muy sencillo es Todos deberíamos ser feministas. de Chimamanda Ngozie Adichie.
PD: ¿Tenéis alguna recomendación que hacerme sobre ensayos feministas, habéis leído Los hombres me explican cosas o tenéis pensado hacerlo? ¡Dejádmelo en los comentarios!
L.